Procrastinar debería considerarse talento.

Vivo dejando al último todo lo que me gusta.
No es mentira.
Si tengo que hacer alguna entrega o algo para alguien más, lo hago y ya. Pero si se trata de bloggear, pintar, escribir, organizarme o darme tiempo (que no incluya ver películas o series o jugar videojuegos) lo pospongo hasta nuevo aviso.
De alguna forma me es más sencillo trabajar bajo estrés que en circunstancias calmadas y apasibles. Así mismo, me es más fácil pensar en los demás que en mis propios deseos.
Cuando subo un video a youtube (cada 5 meses aprox) prometo que lo haré más seguido y esa promesa parece ser una maldición que me hace postergarlo siempre. Y si, las clases me quitan tiempo y el duelo es tortuoso, pero aún estando en vacaciones se me complica. Me queda una semana de vacaciones y recién encontré las fuerzas de venir al blog a intentar retomar los retos, que por cierto, he comenzado a igualarme.

Sólo quisiera que algún alma que ha logrado sobrellevar esto que me aqueja, deambule la web y se encuentre con este post para ofrecerme su paciente guía y ánimos. Que los necesito bastante. 

Comentarios