El otro día, mi gatito bebé Macciato andaba haciendo travesuras y botó uno de los adornos favoritos de mi mamá, una africana de cerámica. La caída le generó la decapitación y su olvido en una esquina. Sucede que mientras buscaba un objetivo, recordé su triste existencia. Ahora ya podré recordar que debo pegar su cabeza con brujita.
Comentarios
Publicar un comentario