A veces, interrupen nuestras cotidianas y aburridas vidas seres que parecen llegados de otros planetas. Personas tan estéticamente inusuales que parecieran producto de nuestro imaginario.
Estuve caminando junto a mi mamá hace unos días. Íbamos de camino al cine y de repente a los lejos vi una cabeza azul. Al principio no podía distinguir lo que veía gracias a mi miopía. Pensé que sería un gorro o incluso un pañuelo, pero el muchacho se acercaba a cada paso que yo daba. Su cabello era totalmente azul, su piel era muy clara, de una altura superior al 1.80. Él se acercaba y yo no lograba atinar que hacer con lo nerviosa que me sentía. De pronto estuvo tan cerca que logré entre ver sus ojos azules y una de esas sonrisas que ponen las personas cuando ven que alguien se está comportando de manera extraña. Continué caminando junto a mi mamá, intentando simular que no era conmigo. Llegamos al cine y hasta hoy, no podía quitarme las ansias de dibujar al muchacho extranjero de cabello azul.
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