Día 1: Jueves, André se quedó en mi casa con la intención de que nuestro padre llegara a vernos el viernes a las 9 am. Hice pudín de chía pues mi mamá y yo nos moríamos por probar.
Día 2:
Viernes, El pudín resultó siendo el desayuno del día.
Mi papá llegó junto con Hoshi quien moría por pasear.
Siggi lo recibió muy bien, por suerte.
Salimos tipo 9:40 vía Nanegalito. Yo iba de copiloto más que nada para advertirle a mi padre sobre animales cruzando las vías. Hubo algunos cuantos perros mensos y afortunadamente no hubo tragedia durante el trayecto. Después de pasar San Miguel de los Bancos, tomamos la vía a Pedernales y me sorprendieron muchísimo los letreros que se veían durate el trayecto, pues proclamaban mensajes de conservación ambiental, lo cual me hace sentir desear felicitar a Manabí por sus gobernantes porque juro que ese tipo de letreros no hay en ninguna otra provincia además de Manabí (espero equivocarme)
Una ocasión, durante el viaje, me sorprendió ver a un monito trepándose por un árbol además de cientos de aves extrañas para mi vista. Quisiera saber más sobre la fauna que hay aquí y sobre en qué partes se las puede encontrar y hacer un reto personal tipo Pokémon Go, pero con animales reales.
El trayecto duró aproximadamente 6 horas, lo cual estuvo perfecto pues estábamos obligados a hacer el check in a las 15:00 PM.
15:49, llegamos al hotel, todo iba correctamente. Me dieron una habitación independiente así que no podía soltar mis llaves, de lo contrario nos cobraban.
El clima estaba frío para ser costa y el cielo estaba nublado.
Moríamos del hambre y tras enterarnos de todas las indicaciones, nos dimos cuenta de que ya no podíamos almorzar, pues el bufete del almuerzo es de 12 a 14:00 (si mi memoria no me falla) así que para saciar un poco el hambre podíamos ir al bufete de snacks que va hasta las 17h00. En ese bufete sólo encontré papas fritas y ensaladas.
Quisimos caminar un poco por la playa, pero la marea no nos permitía ni cruzar a la Isla Portete, que por cierto, es una isla poblada que no parece isla por lo cerca que está del continente. Así que el resto del día lo invertimos en explorar el hotel.
Decidimos meternos a una piscina, cosa que yo no quería porque hacía bastante frío, pero a la final lo hice y me arrepentí porque el agua estaba helada, así que al salir me metí al yacuzzi para compensar.
Al salir decidimos ir a probar las bebidas de los bares.
Yo no soy fanática del alcohol, así que bebo con mala gana, pero me gusta la piña colada y los cócteles dulces no muy fuertes. Pedí una piña colada pero resulta que no había y el bartender me ofreció una bebida parecida que de hecho estuvo mejor. Dicha bebida de la casa se llama Romance y tiene licor de cacao, amareto y más ingredientes que para variar no recuerdo.
La tarde voló y tras intentar ver una película en el cine del hotel nos fuimos a dormir para poder aprovechar la mañana del domingo porque a las 12h00 teníamos que hacer el check out.
Día 4
El plan del domingo era desayunar para así luego cruzar a la Isla Portete, encontrar al perrito, darle de comer, pasear un poco más y regresar a almorzar. Decidí cubrirme la cabeza con un pañuelo para medio controlar mi alborotada cabellera.
Al despertar, fuimos a desayunar como lo planeado y decidimos hacer de una vez las maletas y guardarlas en el carro para agilizar el check out. Firmamos la salida y nos dieron unos papeles para poder hacer uso de las instalaciones hasta las 14h00. Entonces ya desocupados, cruzamos a la isla y por más que buscamos al perrito no lo encontramos así que decimos pasear un poco por ahí, ya que contábamos con tiempo. Durante la caminata me percaté de unos letreros que tenían pintados unas tortugas marinas así que asumí que en esa playa también desovan las tortugas marinas que por cierto, son una especie que recientemente ha superado la crisis del peligro de extinción gracias a la educación que se le ha dado a lugareños sobre la conservación e importancia de dicha especie. Desconozco sobre si se han realizado campañas al respecto en Ecuador, pero la evidencia me indica que de alguna forma se le ha dado importancia.
Mientras más caminaba, más sorpresas encontraba, y es que resulta que debido a que la marea baja y hay unos huecos en la arena, se han sabido formar piscinas naturales de agua salada, considerablemente profundas y lo divertido sobre esto es que había un perro estaba feliz de la vida chapoteando en una pero hacía lo mismo que hacen los zorros cuando tratan de sacar una presa de un agujero, osea, se levantan en dos patas y se lanzan con fuerza como para empujar algo que está debajo. A mi papá y a mi nos ganó la curiosidad y decidimos acercarnos a ver si estaba intentando atrapar algo. Sólo conseguimos hacer que el perro se alejara pues no se veía nada en el agua. Al alejarnos el dogo regresó y siguió con lo suyo y logré ver que algo saltó del agua así que mi hambre de descubrimiento no podía terminar ahí y me acerqué a una piscina pero más grande tratando de ver si había algún animalito marino. En efecto, eran pecesitos transparentes, sólo se les alcanza a ver los ojos y una puntita plateada en la cola. Estos loquillos nadaban en bandadas (me imagino que intentando encontrar el camino de regreso al mar) y eran casi imperceptibles. Yo salí encantada de ver a estos animales vivos y en su entorno y más feliz aún porque fue muy gratificante meterme al agua y verlos nadar alrededor de mis piernas (lamentablemente no hay evidencia fotográfica que lo corrobore)
Al finalizar nuestro hallazgo, regresamos a la parte comercial de Portete a seguir buscando al perrito famélico o de lo contrario darle la comida a otro perrito. Entonces, apareció frente a mi un minino bien coqueto a pedirme amor y comida. No me pude resistir ante su encanto y el dolor de sus garritas clavándose en mi pierna. Le di solamente el pan, porque sé que el chancho es malo para los gatitos y los seres humanos, pero más me importan los primeros que mencioné y tenía la esperanza de encontrar al bebé famélico, quien lo necesitaba más que el minino.
Dicho y hecho, encontré al peludito mal cuidado. Al pobre se le veían las costillas, tenía su pansita chupada y estaba lleno de llagas. Mi primera impresión fue que el pobre había sufrido maltrato por parte de los lugareños pero al darle la comida, el abrió una boquita vacía de dientes, lo que obviamente demostraba su vejez. Cuántos años habrá tenido el pobre. Me fui frustrada por no poder ayudarlo lo suficiente. Probablemente lo mejor habría sido llevarlo al veterinario a que lo sacrifiquen. Mi padre temía que si lo recogíamos nos dejara alguna enfermedad (típico) y no iba a pagar nada, así como yo llevé dinero alguno. Espero lo mejor para el animalito.
Nos regresamos a Mompiche y decidimos caminar por esa playa.
Jamás he visto un percebe, pero ahora ya se lo extraños que son y lo bonito que suenan. Vaya que son unos animales bastante interesantes. Investigando, resulta que es el animal con el pene más grande en aproximación, pues este mide la mitad de su cuerpo y practicamente está de adorno puesto a que estos animales pasan su vida pegados a una superficie de la que nunca se mueven voluntariamente así que la mayoría del tiempo se reproducen soltando su esperma en el agua. Además de eso, resulta que era el animal "favorito" de Darwin, pues los estudió a profundidad. Resulta también que, como la mayoría de los crustáceos, a este animal también lo cocinan y lo comen.
Al fin terminamos de conocer el complejo y nos fuimos a disfrutar nuestra última comida en el lugar para después disfrutar nuestro último "romance" y volver a Quito.
Soy una persona sedienta así que no vacilé en llevarme el litro y medio de agua embotellada que dejaron en mi habitación.
Considero, que a este complejo lo único que le faltaba es mejorar la atención, pues tanto la mujer del bazar, como la de los helados, la de la sala de entretenimiento, entre otras, nos atendieron con la peor gana del mundo a comparación de los empleados barones. Deberían solucionar el problema de las reservas, o diciendo que a las 8 comienzan las reservaciones y termina cuando se acaban cupos (en lugar de decir que es de 8 a 10) para que la gente no crea que tiene todo el tiempo del mundo. Hablar con los lugareños de Portete para que cuiden mejor a la fauna doméstica, que pongan letreros con lo que lleva cada plato en el buffet (pues comí pescado creyendo que era palmito), que ofrezcan alternativas veganas a los lácteos y cocina libre de contaminación cruzada porque cuando pedí spagetti a la pomodoro la señora lo mezcló en la misma sartén de la boloñesa (lleva carne). Por lo demás salí satisfecha pero advierto a personas veganas que si van a alguno de los complejos Decameron, estén pendientes con la comida por lo antes mencionado.
Durante el retorno, saliendo de Manabí, nos topamos con un montón de reces volviendo a su criadero matadero (creo que se llama rancho). Ojalá algún día el humano entienda que no está bien explotar a los animales para nuestro propio beneficio y que se puede vivir con otras alternativas.
Ese tema lo dejaré para otra entrada en el futuro, por ahora me marcho a seguir con mis pendientes.
Abrazos ♥
Día 2:
Viernes, El pudín resultó siendo el desayuno del día.
Mi papá llegó junto con Hoshi quien moría por pasear.
Siggi lo recibió muy bien, por suerte.
Salimos tipo 9:40 vía Nanegalito. Yo iba de copiloto más que nada para advertirle a mi padre sobre animales cruzando las vías. Hubo algunos cuantos perros mensos y afortunadamente no hubo tragedia durante el trayecto. Después de pasar San Miguel de los Bancos, tomamos la vía a Pedernales y me sorprendieron muchísimo los letreros que se veían durate el trayecto, pues proclamaban mensajes de conservación ambiental, lo cual me hace sentir desear felicitar a Manabí por sus gobernantes porque juro que ese tipo de letreros no hay en ninguna otra provincia además de Manabí (espero equivocarme)
Una ocasión, durante el viaje, me sorprendió ver a un monito trepándose por un árbol además de cientos de aves extrañas para mi vista. Quisiera saber más sobre la fauna que hay aquí y sobre en qué partes se las puede encontrar y hacer un reto personal tipo Pokémon Go, pero con animales reales.
El trayecto duró aproximadamente 6 horas, lo cual estuvo perfecto pues estábamos obligados a hacer el check in a las 15:00 PM.
15:49, llegamos al hotel, todo iba correctamente. Me dieron una habitación independiente así que no podía soltar mis llaves, de lo contrario nos cobraban.
El clima estaba frío para ser costa y el cielo estaba nublado.
Moríamos del hambre y tras enterarnos de todas las indicaciones, nos dimos cuenta de que ya no podíamos almorzar, pues el bufete del almuerzo es de 12 a 14:00 (si mi memoria no me falla) así que para saciar un poco el hambre podíamos ir al bufete de snacks que va hasta las 17h00. En ese bufete sólo encontré papas fritas y ensaladas.
Quisimos caminar un poco por la playa, pero la marea no nos permitía ni cruzar a la Isla Portete, que por cierto, es una isla poblada que no parece isla por lo cerca que está del continente. Así que el resto del día lo invertimos en explorar el hotel.
Decameron se caracteriza por entretener, ubicarse en lugares estratégicos, la atención y sobretodo el All inclusive, que permite al huésped disfrutar de sus vacacones sin tener que preocuparse por donde come y como se va a entretener. Así que después de pasear por el hotel, fuimos ahora si al bufete (no tomé fotos).
Ya con el estómago lleno, llegamos a el área de entretenimiento donde habían mesas de billar, pin-pong, futbolín e incluso Play Station y Nintendo Wii.
Tras salir del centro de entretenimiento debido al aburrimiento (viva la ironía), nos llamó la atención un ruido a lo lejos. Al acercarnos nos topamos con un teatro en el que unos bailarines danzaban bailes típicos de distintas regiones de Ecuador. Mi hermano se aburrió y se marchó a su habitación, mientras que yo me quedé tratando de grabar y fotografiar el evento mientras duró la batería de mi cámara.
(La compilación de vídeos los subiré en otra ocasión)
Al finalizar el espectáculo, cada quien se fue a su habitación.
Día 3:
Papá me llamó a eso de las 8 para despertarme pues cuando llegamos al hotel nos dijeron que debíamos acercarnos a reservar cupo en uno de los restaurantes que sirven a la carta de lo contrario nos quedaríamos sin mesa y tendríamos que cenar en el bufete del salón principal. El paquete incluye 3 comidas bufete y una cena en restaurantes de especialidad para lo cual hay sólo 60 meses distribuidas entre 3 restaurantes, así que a pesar de haberlo intentado, no conseguimos llegar a tiempo y perdimos el chance. Habiendo aprovechado el temprano despertar, nos fuimos después de desayunar a visitar la isla Portete. Para llegar ahí, teníamos que subirnos a un bote, lo que fue gracioso porque la masa de agua a cruzar no iba más de 200m con marea baja (según mis malos cálculos) pero ya que iba con mi cámara y más objetos de valor no resistentes al agua, no me cuestioné mucho sobre aquello.
La arena de Portete variaba entre blanca y negra.
Es la playa más limpia y llena de vida que he visitado ultimamente, pues desde pequeña que no veo churos, cangrejos, conchas bien formadas o estrellas de mar y eso me alegró bastante como para no reventarme la cabeza con la imagen de un perrito famélico que andaba buscando comida y cariño.
El viento estaba poderoso y yo no atinaba qué hacer con mi cabello, pues no llevé nada para recogerlo y con la humedad se me encrespa feo.
Llegó el medio día y nos regresamos al hotel para comer porque como escribí antes, el bufete de almuerzo iba sólo hasta las 14h00. Mi hermano comió cerdo, pues tanto él como mi papá tienen una dieta normal a diferencia de mi madre y yo. Ese cerdo tenía grasa así que le sugerí que la guardásemos para darle al perrito famélico de Portete junto con un pan que yo cogí y no avanzaba.
No recuerdo qué más hicimos pero no alcanzamos a regresar a la isla porque subió la marea y cuando eso pasa ya no permiten cruzar. Entonces como cambio de planes decidimos ir a conocer el gimnasio y spa, lugares en una colina en el mar a los que se llega cruzando un puente. No me permitieron hacer uso de las máquinas de ejercicio porque no llevaba la ropa ni los zapatos correctos así que me limité a pasear un poco con mi cámara.
Decidimos meternos a una piscina, cosa que yo no quería porque hacía bastante frío, pero a la final lo hice y me arrepentí porque el agua estaba helada, así que al salir me metí al yacuzzi para compensar.
Al salir decidimos ir a probar las bebidas de los bares.
Yo no soy fanática del alcohol, así que bebo con mala gana, pero me gusta la piña colada y los cócteles dulces no muy fuertes. Pedí una piña colada pero resulta que no había y el bartender me ofreció una bebida parecida que de hecho estuvo mejor. Dicha bebida de la casa se llama Romance y tiene licor de cacao, amareto y más ingredientes que para variar no recuerdo.
La tarde voló y tras intentar ver una película en el cine del hotel nos fuimos a dormir para poder aprovechar la mañana del domingo porque a las 12h00 teníamos que hacer el check out.
Día 4
El plan del domingo era desayunar para así luego cruzar a la Isla Portete, encontrar al perrito, darle de comer, pasear un poco más y regresar a almorzar. Decidí cubrirme la cabeza con un pañuelo para medio controlar mi alborotada cabellera.
Al despertar, fuimos a desayunar como lo planeado y decidimos hacer de una vez las maletas y guardarlas en el carro para agilizar el check out. Firmamos la salida y nos dieron unos papeles para poder hacer uso de las instalaciones hasta las 14h00. Entonces ya desocupados, cruzamos a la isla y por más que buscamos al perrito no lo encontramos así que decimos pasear un poco por ahí, ya que contábamos con tiempo. Durante la caminata me percaté de unos letreros que tenían pintados unas tortugas marinas así que asumí que en esa playa también desovan las tortugas marinas que por cierto, son una especie que recientemente ha superado la crisis del peligro de extinción gracias a la educación que se le ha dado a lugareños sobre la conservación e importancia de dicha especie. Desconozco sobre si se han realizado campañas al respecto en Ecuador, pero la evidencia me indica que de alguna forma se le ha dado importancia.
Al finalizar nuestro hallazgo, regresamos a la parte comercial de Portete a seguir buscando al perrito famélico o de lo contrario darle la comida a otro perrito. Entonces, apareció frente a mi un minino bien coqueto a pedirme amor y comida. No me pude resistir ante su encanto y el dolor de sus garritas clavándose en mi pierna. Le di solamente el pan, porque sé que el chancho es malo para los gatitos y los seres humanos, pero más me importan los primeros que mencioné y tenía la esperanza de encontrar al bebé famélico, quien lo necesitaba más que el minino.
Dicho y hecho, encontré al peludito mal cuidado. Al pobre se le veían las costillas, tenía su pansita chupada y estaba lleno de llagas. Mi primera impresión fue que el pobre había sufrido maltrato por parte de los lugareños pero al darle la comida, el abrió una boquita vacía de dientes, lo que obviamente demostraba su vejez. Cuántos años habrá tenido el pobre. Me fui frustrada por no poder ayudarlo lo suficiente. Probablemente lo mejor habría sido llevarlo al veterinario a que lo sacrifiquen. Mi padre temía que si lo recogíamos nos dejara alguna enfermedad (típico) y no iba a pagar nada, así como yo llevé dinero alguno. Espero lo mejor para el animalito.
Nos regresamos a Mompiche y decidimos caminar por esa playa.
Jamás he visto un percebe, pero ahora ya se lo extraños que son y lo bonito que suenan. Vaya que son unos animales bastante interesantes. Investigando, resulta que es el animal con el pene más grande en aproximación, pues este mide la mitad de su cuerpo y practicamente está de adorno puesto a que estos animales pasan su vida pegados a una superficie de la que nunca se mueven voluntariamente así que la mayoría del tiempo se reproducen soltando su esperma en el agua. Además de eso, resulta que era el animal "favorito" de Darwin, pues los estudió a profundidad. Resulta también que, como la mayoría de los crustáceos, a este animal también lo cocinan y lo comen.
Al fin terminamos de conocer el complejo y nos fuimos a disfrutar nuestra última comida en el lugar para después disfrutar nuestro último "romance" y volver a Quito.
Soy una persona sedienta así que no vacilé en llevarme el litro y medio de agua embotellada que dejaron en mi habitación.
Considero, que a este complejo lo único que le faltaba es mejorar la atención, pues tanto la mujer del bazar, como la de los helados, la de la sala de entretenimiento, entre otras, nos atendieron con la peor gana del mundo a comparación de los empleados barones. Deberían solucionar el problema de las reservas, o diciendo que a las 8 comienzan las reservaciones y termina cuando se acaban cupos (en lugar de decir que es de 8 a 10) para que la gente no crea que tiene todo el tiempo del mundo. Hablar con los lugareños de Portete para que cuiden mejor a la fauna doméstica, que pongan letreros con lo que lleva cada plato en el buffet (pues comí pescado creyendo que era palmito), que ofrezcan alternativas veganas a los lácteos y cocina libre de contaminación cruzada porque cuando pedí spagetti a la pomodoro la señora lo mezcló en la misma sartén de la boloñesa (lleva carne). Por lo demás salí satisfecha pero advierto a personas veganas que si van a alguno de los complejos Decameron, estén pendientes con la comida por lo antes mencionado.
Durante el retorno, saliendo de Manabí, nos topamos con un montón de reces volviendo a su criadero matadero (creo que se llama rancho). Ojalá algún día el humano entienda que no está bien explotar a los animales para nuestro propio beneficio y que se puede vivir con otras alternativas.
Ese tema lo dejaré para otra entrada en el futuro, por ahora me marcho a seguir con mis pendientes.
Abrazos ♥
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