A veces creo que toda justificación es una excusa.


¿Qué será lo que nos pasa con el tiempo?
Un día tenemos 15 años y estamos en contra del sistema y sus maneras de encerrarnos en el; al otro día tenemos 23 y comenzamos a dejarnos llevar por lo que el mundo nos puede ofrecer.
Abro esta interrogante porque es sólo hace unos días que he comenzado a sentirme un tanto frívola.

He vivido con el mismo celular por más de cuatro años y el "problema" es que a estas cosas no las hacen para que duren, y si es que duran, los mismos creadores las vuelven obsoletas pues el mercado de ahora demanda actualizaciones, mejoras y en sí, algo nuevo que puede llegar a ser completamente innecesario. Eso le ocurrió a mi Samsung young (no tengo idea de qué le sigue). Ninguna aplicación le servía, así que era practicamente como los antiguos teléfonos de por ahí antes del 2010, creo. Sólo lo utilizaba para lo básico que era escuchar música, la alarma y recibir llamadas porque ni me daba ganas de cargar saldo. Entonces ocurrió que mi padre creyó haber perdido su viejo smartphone (que para su trabajo es indispensable) y terminó comprando otro para posteriormente darse cuenta que el anterior lo había dejado en casa de mi abuela. En fín, él pasaba quejándose de lo mucho que necesitaba que yo tuviese whatsapp para poder comunicarnos sin gastar un céntimo (por que pues soy tacaña y eso lo aprendí de mi padre), cosa que con mi viejo smartphone era imposible y no me molestaba porque detesto chatear. Así que, con el viejo smartphone encontrado, el nuevo era una compra innecesaria que ya no podía regresar porque así es el capitalismo. -Así que mija, te lo doy como un adelanto de tu cumpleaños, dijo mi padre al terminar de contarme su travesía.

Mi vida dió un giro inesperado. Tengo un celular nuevo, desde hace una semana.

Va un tiempo desde que decidí incursionar en el mundo del youtube. He tomado cientos de cursos online sobre marketing digital, e-commerce, entre otro pocotón de cosas (que la universidad no me enseñó y que considero necesario saber) y siempre hablaban de lo importantes que son las redes sociales para que una marca se de a conocer.
-Si deseo llegar a donde deseo llegar, tengo que pensar en mi como una marca. Fue recién por esos días que comencé a meditar sobre necesitar un nuevo smartphone. Lo que ocurrió con mi padre fue una de esas facilidades que suelta el hazar porque sin trabajo fijo no hay dinero para compras costosas, por ende un nuevo celular no estaba en mis planes a corto plazo. Entonces llegó y comenzó mi "crisis existencial".

Vinculé todo, me volví más activa en todo y comencé a cogerle el gustito a tomarle foto a las cosas para publicarlas en instragam, escribir trivialidades en twitter o hacer videos estúpidos para music.ly y las historias de instagram. El discurso que me repetía a mi misma de: Hay que hacerlo aunque no me guste, es un sacrificio para el futuro. Comenzó a esfumarse y empecé a comprender a todos aquellos zombies del smartphone a quienes criticaba de manera pasiva y es que es una completa entretención. Comencé incluso a encontrarle más provecho que el de la publicidad a la que me oponía tanto seguir, pues gracias a estos males necesarios me he topado con bastante información útil e incluso me siento más feliz como lo dicta el conformismo. No voy a decir que me sentía agusto del todo pues aún cargo un conflicto moral autoimpuesto, The big other. 

Si bien, aún no me ha dado frutos nada de esto de compartir mi vida ante los medios digitales, ha tenido un sentido un tanto terapéutico para mi, pues soy un ser lleno de complejos y como dije antes, me sinto más alegre. Soy ultra recelosa y si bien me gusta compartir mis creaciones, siempre tengo conflictos en cuanto a exponerme, decir lo que pienso, o en sí hablar de mi con personas ajenas a mi vida o que acabo de conocer. Como buen ser humano que soy, sé que por más que lo niegue esa parte de mi desea salir a la luz pues sino no escribiera ocultándome en el anonimato, cuadernos que nadie leerá o en blogs como este, que nadie sabe que existen. Quizá uno de estos días me obligue a mi misma a vincular este blog con mis cuentas públicas, tan solo para ver que pasa. Probablemente me lean un par de cibernautas desconocidos y no más, cosa que me alivia pues no quisiera hablar de mis cosas en público.

Ahora la cuestión es que no sé si me dejaba llevar por el pensamiento "anti-tendencias", ignorancia o por complejo pero es un hecho que si mi yo de 15 años me viera, posiblemente me repudiaría y yo seguramente intentaría tener una conversación racional con ella al respecto. De todas formas hay un dicho que dice YOLO.A la final creo que toda justificación es una excusa.

PD: Si de pronto vivo algún viaje en el tiempo: No me odies querida yo de 15 años.

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