Se sentó en la cilla de escritorio de su cuarto, frente al computador y me vio. Como si fuera si mismo. Aclareció su mirada y notó diferencia entre los rostros. No era el, era yo. Lo mismo me ocurrió con reacción retardada. Al final de ese lapsus nuestros rostros volvieron a asomar. Extraño no.
Después de todo era un sueño sin peros.
- Omin
Comentarios
Publicar un comentario