¿Quien soy yo?

Entre tantas cosas que me podrían preguntar, escogen una de las más complicadas de responder. Algo muy extenso de explicar y que a la vez me niego a detallar.

Tras hacerme aquella pregunta, en mi cabeza se llevó a cabo una explosión en la que la cajita musical que mantenía reprimidas muchas incógnitas se abrií y dispersó aquella masa púrpura casi por completo. Un frenesí tras el cual logré ordenar pocas ideas de realidad mezcladas con lo que mi cerebro hace mejor. Las realidades relativas de mis muchas percepciones.

¡Lo rescatado! ¿Lo recatado?
¿Quién puedo ser? ¿Quién seré? Seré, en lo más probable, producto de una mente que no tiene autocontrol. Si preguntan mi origen, diría que soy fruto de un remolino formado por las llamas del incendio de un bosque encantado. Al contrario de cualquier conclusión apresurada, no represento mal ni caos, salvo por aquellas noches de luna llena. Sobre mi existencia, la maldita es efímera en un alto porcentaje comparado con mi memoria. Mi memoria, no hablaré de ella. Un libro abierto es algo que me niego a ser mientras mi conciencia me permita.

El ser humano es un  ser curioso, pero realmente prefiero creer que no está entre la curiosidad común el interesarse en alguien con melena roja. Si existe alguien interesado en mi yo interno, soy yo misma. Con certeza podría decirles que soy producto de los juegos de una muy joven bruja invisible llamada vida, víctima de experimentos extraterrestres. Algo que acepta todo lo que esa pequeña pone en frente, para crecer.

Revelaré algo prioritario, algo de mi esencia, y eso es mi defectuoso hábito de llenarme la cabeza de historias, posibilidades que no ocurren a la vista, sino, dentro del mundo que me habita. Ese mundo tan: manipulable y frágil, tan hermoso. Ese lugar de cielo de cuadrados monocromáticos y torbellinos con ideas desordenadas del cual soy dueña. Ese mundo del cual me enorgullezco y me niego a abrirle las puertas a los peones de la realidad.

Soy marioneta de la paciencia, una pluma que me habita. Producto de una forma de aceptación hacia los seres hijos del amador Adán y de la rebelde e incomprendida Eva.

Soy algo que un día es y otro día no es. En resumidas cuentas soy una ilusión. Soy mi ilusión. Pero sigo sin estar segura de ello. Lo único que sí es certero es que soy tres cosillas simples. Lo que creo ser, lo que los demás creen que soy y lo que en verdad soy. Yo soy yo misma. Todo lo que abarco.

- Omin

©Nimookami. Todos los derechos reservados.

Comentarios